
Allá vienen
Acercan sus misterios
No queda más
que ser puros
como un llanto
Ahora que estamos erigidos
sobre la proa de esta soledad
hundamos las redes
en las aguas marrones del tormento
ensartemos el lomo baboso de las sombras que nos unen
No atrapemos
el fragor
de la intemperie
Levantémonos en guerra
Asomemos estos pálpitos
aunque estén signados por los muescas del puñal
Olvidemos el vinagre transpirado por la herida
Alcemos el corazón como un sacrificio a los pájaros
Que salte como un fruto en las quincallas del viento
Acostumbrémoslo a ser forastero de galaxias
En la reyerta que blanda sus espuelas
Que manche con sangre su plumaje
Ahora que llegamos
apresuremos el ritual
Hundamos la obsidiana en el pecho de los dos
Hagamos que un pueblo se humille ante nosotros.
Acercan sus misterios
No queda más
que ser puros
como un llanto
Ahora que estamos erigidos
sobre la proa de esta soledad
hundamos las redes
en las aguas marrones del tormento
ensartemos el lomo baboso de las sombras que nos unen
No atrapemos
el fragor
de la intemperie
Levantémonos en guerra
Asomemos estos pálpitos
aunque estén signados por los muescas del puñal
Olvidemos el vinagre transpirado por la herida
Alcemos el corazón como un sacrificio a los pájaros
Que salte como un fruto en las quincallas del viento
Acostumbrémoslo a ser forastero de galaxias
En la reyerta que blanda sus espuelas
Que manche con sangre su plumaje
Ahora que llegamos
apresuremos el ritual
Hundamos la obsidiana en el pecho de los dos
Hagamos que un pueblo se humille ante nosotros.
Mardon Arismendi (El Tesoro, Edo. Barinas)