jueves, 13 de diciembre de 2012
"Hay mucho de herencia malograda"
domingo, 2 de diciembre de 2012
EN MEMORIA DE W. B. YEATS (muerto en enero de 1938)
EN MEMORIA DE W. B. YEATS (muerto en enero de 1938)
1
Desapareció en lo más crudo del invierno;
helados los arroyos, casi vacíos los aeropuertos;
desfiguraba la nieve las estatuas públicas;
se hundió el mercurio en las fauces del moribundo día.
Los pocos instrumentos que tenemos confirman
que el día de su muerte fue muy oscuro y frío.
Lejos de su enfermedad
rondaban los lobos el bosque siempre verde;
el campesino río no se tentaba con muelles elegantes;
las lenguas enlutadas
ocultaron al verso la muerte del poeta.
Para él fue la última tarde como él mismo,
una tarde de enfermeras y rumores;
se rebelaron las provincias de su cuerpo,
se vaciaron las plazas de su mente,
el silencio invadió los suburbios,
falló la corriente de sus sensaciones
y se fundió el poeta en sus admiradores.
Ahora está desparramado en cien ciudades,
dado por entero a desconocidos afectos;
deberá ser feliz en un bosque distinto
y ser castigado por un código ajeno de conciencia.
Las palabras de un muerto
se modifican en las entrañas de los vivos.
Pero en la importancia del ruido del mañana
cuando los agentes rujan como bestias en la Bolsa
y los pobres sigan con su sufrimiento acostumbrado,
y cada cual en su prisión casi se convenza de que es libre,
unos pocos millares pensarán en este día
como se piensa en un día en que se hizo algo apenas desusado.
Los pocos instrumentos que tenemos confirman
que el día de su muerte fue muy oscuro y frío.
2
Fuiste, como nosotros, un tonto; tu talento supo sobreponerse a todo:
la parroquia de mujeres ricas, el deterioro físico,
a ti mismo. La loca Irlanda te hirió, y tú hiciste poesía de tu herida.
Ahora Irlanda sigue con su misma locura y con su mismo clima,
porque la poesía no hace que sucedan cosas; sobrevive
en el valle que ella misma se crea, donde los ejecutivos
no se aventurarían; sigue fluyendo al sur
desde chozas de soledad y atareados dolores,
por las toscas ciudades en que nacemos y morimos; sobrevive
como forma de acontecer, como una boca.
3
Tierra, recibe a un huésped honorable:
bajan a William Yeats a su descanso eterno.
Que la urna irlandesa quede vacía de poesía.
El tiempo que es intolerante
con el audaz y el inocente,
y en solo una semana indiferente
ante un hermoso físico,
adora los idiomas y perdona
a quienes les dan vida;
perdona vanidades, cobardías,
y pone sus honores a sus pies.
El tiempo que con esta extraña excusa
perdonó a Kipling sus ideas,
y habrá de perdonar a Paul Claudel,
perdona a los que escriben bien.
En la pesadilla de la oscuridad
ladran los perros de Europa,
y esperan las naciones vivas,
cada cual secuestrada en su rencor;
la desgracia intelectual
clava los ojos desde el humano rostro,
y en la mirada yacen congelados
los mares de la lástima.
Sigue tu senda, poeta,
hasta el fondo de la noche;
con tu voz inconstreñible
convéncenos de la necesidad del regocijo;
con el cultivo de un verso
convierte la maldición en un huerto;
cántale al fracaso humano
en un rapto de aflicción;
en el corazón desierto
deja que surja la curativa fuente.
En la prisión de sus días
enséñale a alabar al hombre libre.
W.H.Auden( Inglaterra/E.E.U.U.; York, Reino Unido, 1907-Viena, 1973)
La fuente curativa
La fuente curativa
(por Seamus Heaney)
Fueron, por ejemplo, los poetas rusos que ponían manos a la obra en lo que Auden llamaba "los ranchos del aislamiento y las penas trabajadoras", quienes se hallaban entre los causantes de la más profunda ansiedad política detrás de los muros del Kremlin.
Waiting for hay, waiting for warmth,
Stand in a new emptiness.
From now on, the land
Will have to manage without him.
Espera la pastura, espera el calor,
Parado en un nuevo vacío.
De ahora en adelante, la tierra
Tendrá que vérselas sin él.]
Traducción de Pura López Colomé
Seamus Heaney, " La fuente curativa", Fractal n°12, enero-abril, 1999, año 3, volumen IV, pp. 11-18.
sábado, 24 de noviembre de 2012
"Cavar"... un poema de Seamus Heaney
CAVAR
Entre el índice y el pulgar
descansa la pluma gruesa, grata como un revólver.
Bajo mi ventana, el claro raspar
de la pala que se hunde en tierra arenisca:
mi padre, que cava. Observo desde arriba
el esfuerzo de su trasero entre las plantas;
se dobla, y se yergue veinte años antes,
agachándose rítmicamente entre hileras de patatas
donde cavaba.
La bota gruesa descansaba en la pala, era palanca
el mango apoyado con firmeza en la rodilla.
Arrancaba brotes fuertes, hincaba la hoja brillante,
esparcía patatas nuevas que nosotros recogíamos,
gozando de su dureza fría en nuestras manos.
¡Señor, cómo manejaba la pala el viejo!
Igual que su padre.
Mi abuelo cortaba más turba en un día
que nadie en la turbera de Toner.
Una vez le llevé leche en una botella
con un torpe tapón de papel. Se enderezó
para beberla, y volvió enseguida a la tarea
de cortar y cercenar con primor, arrojando terrones
por encima del hombro, ahondando más y mejor
a la busca de la turba blanca. Cavando.
Se despierta en mí el olor frío a mantillo,
el chapoteo de carbón empapado, los bruscos cortes
de la hoja que atraviesa raíces vivas.
Pero yo no tengo una pala con la que seguir
a hombres como ellos.
Entre el índice y el pulgar
descansa la gruesa pluma:
cavaré con ella.
Poema: Seamus Heaney
Traducción: Brian Hughes y Esteban Pujals Gesalí.
martes, 5 de junio de 2012
Cuentas tu oficio
Cuentas tu oficio
y escucho
cómo te hablo de lo áspero
me recuerdas perfecta
lo insinúas todo
la vida la historia
cuando ya no te tenga
guerrero enséñame
nos queda tiempo
Poema de Yubi Cisneros
Del libro Penumbras
Dos poemas
Las palabras más ensordecedoras a mis oidos
son las no dichas
vacíos acentuados de tus miradas
en una página en blanco
Olas de luz me atraviesan
solemnes y ruidosas
indagando pensamientos agotadores.
* * *
Mato esa intención primigenia
la evoco con palabras
muere en formas
Deja de ser el ánimo metamorfosis
el ánima es ahora
la subordinada
Poemas: Yossmar Nathaly García
miércoles, 30 de mayo de 2012
Contra los poetas
lunes, 28 de mayo de 2012
Fin de curso
Foto oficial del fin de curso 2011-2012, del Taller de Poesía UCAB. De izquierda a derecha: Yubi Cisneros (excelente anfitriona esa tarde), Víctor Apóstol (llamado por alguno el Rimbaud tropical), Miguel Chilida (quien conjura las enfermedades en el poema y enferma a otros), Gabriel Arciniegas (quien logró vencer la emoción y controló la palabra después de arduas y penosas batallas), Yossmar Nathaly García (autora de espasmódicos poemas). Al centro: el responsable de este "desastre". Fue un buen año...
Poética de la sombra
De noche la ciudad
es una imagen lograda.
Las rutas y semáforos
son una expansión
de los sentidos,
que giran sus luces
alrededor del poema.
Poema de Miguel Chillida
Dormiría entre las cruces...
Dormiría entre las cruces, muy disciplinadamente,
bajo la harina rosa de la anunciación
y la sangre del descendimiento.
Así, levantado: plegado a la medida
del tronco. Como una gruesa curva
que da la raya en su cabello
pero en el lado la única abertura
con termas suficientes para llenar una boca.
Y para alimentar a todas.
Con las heridas importantes
Reina.
Poema de Víctor Apóstol
Óleo de Orlando Arias Morales
Agonía
esta postración tuya
consunción
entre capas espesas
corazón atenazado entre púas
bañas el horizonte de tinieblas
escudo abollado
en grietas de martirio
lanza resplandeciente
arrumada en el rincón
esperas el brazo fuerte que te empuñe
mas, no es
renuente
su peso es el peso del mundo
abarca en sí la gravitante fragilidad
de lo pensado
lo indecible
la espina desnuda que sangra
lo rezumante del áspero verbo
desdecirse
es el agravio que se olvida
es vacilar
ante las quemaduras
humectar el esparto del alma
dislocar el dolor donde más duele
es el decidirse a vivir
del ofensor transmutado en oferente
Poema de Gabriel Arciniegas
Óleo sobre madera de Rosa Jiménez (Detalle)
domingo, 22 de abril de 2012
Gramática de la muerte
viernes, 20 de abril de 2012
Eleonora Requena, de nuevo
domingo, 8 de abril de 2012
Nuevo libro
Poesía y suicidio. Venezuela, siglo XX
viernes, 17 de febrero de 2012
Dictamen
De vuelta al fuego
De vuelta al fuego
a la cama del hospital
a todo el tiempo perdido.
El pabellón está ante mí otra vez,
observo sus pasillos.
Los reptiles se aferran a la cama,
soy uno de ellos.
En la línea del frente
repto con patas ovíparas
por el suelo del hospital,
donde las enfermeras miran
con ojos predadores.
-William, claro que hay flores en el infierno,
¿pero qué clase de flores?
Abro lentamente la puerta:
adentro una habitación
amenaza con calcinarse.
Miguel Chillida
miércoles, 25 de enero de 2012
DE LA PROVINCIA AL INFINITO
DE LA PROVINCIA AL INFINITO
ACERCA DE LA POESÍA DE CARLOS ILDEMAR PÉREZ
En Maracaibo, esa ciudad surreal (por lo menos así reposa en mi memoria, pues los primeros 7 años de mi vida los viví en su canícula), unos jóvenes poetas, llamados Alberto Áñez Medina, Blas Perozo Naveda,Douglas Gutiérrez Ludovic, Enrique León, y otros más jóvenes (para entonces) forjaron una palabra poética marcada a sol y fuego por un regionalismo exacerbado, matizado a la vez por un humor oscilante entre la risa franca y la “arrechera”, en medio de referencias a la tradición, a los lugares y a la gente de Maracaibo. También constituyó novedad en los poemas que circularon en ese entonces la búsqueda de la identidad en las letras y en los ritmos de la música popular como el boero y la salsa, por ejemplo. Quizás lo más relevante en dicha poesía era que la expresión se daba bajo el ropaje de los giros dialectales propios del hablar marabino.
Recordamos entonces versos como estos:
Yo escribo este poema de amor
para vos
para vos
así como un chiste
sin temor a caer en la cursilería o lo chabacano
No me importa
porque este mal poema de amor
vuela por encima de nuestra derrota.
Blas Perozo Naveda
(Date por muerto que sois hombre perdido, 1974)
O estos otros:
Inaudito padre, las letras, que para
que para qué servía eso que no da cobres, tu resignación
a mi vocación profesional, algú día no joda algún
día se van a acordar de mí…
Douglas Gutiérrez Ludovic
(El jol de la fama o el orgullo de la familia,1974)
Corrían entonces los injustamente olvidados y preteridos años setenta. Rica imaginería que se funda en símbolos ancestrales como los vetustos Dodge Darts y la Música Disco, empeñada, ella solita, en sobrevivir al rock melodioso que se imponía al estridente.
El recuerdo de estas cosas pertenecientes a la historia familiar, ancladas para siempre en una memoria por la que pocos darían unos cobres, viene a cuento a raíz del Premio de Poesía de la Bienal de Literatura Miguel Ramón Utrera, que otorgara la Secretaría de Cultura de la Gobernación del estado Aragua, el 2 de septiembre de 2011. El Veredicto, firmado por los poetas Luis Alberto Crespo, Pedro Ruiz e Ingrid Chicot, acusa la unanimidad y los “relevantes hallazgos formales de la lengua regional”, así como “su fidelidad temática” del libro Provinciano Cósmico, cuyo autor, el Poeta Carlos Ildemar Pérez Hernández, proveniente de la cosmopolita (mas no por ello carente de provincianismo) ciudad de Maracaibo.
A este Poeta laureado lo conocí en la otra orilla, en la antigua Salamanca castellana, pues él se encontraba allí en calidad de profesor invitado para dictar la Cátedra Ramos Sucre, con la que su prestigiosa Universidad honra las letras de esta nunca bien ponderada Tierra de Gracia. Dictaba un curso diseñado por él mismo sobre Poetología venezolana al cual me acerqué, sólo a algunas de las sesiones, pero que seguí buenamente en los bares de vino y tapas salmantinos, donde ocurrían las residuas del programa. Venir a conocer al profesor, al poeta y al amigo tan lejos de tierras venezolanas, signaría por siempre una relación fundada –como corresponde- en la palabra.
Su trayectoria profesional no es breve y bástenos señalar que es un concienzudo investigador, quien ha ejercido desde hace muchos años la docencia en La Universidad del Zulia, de cuya Escuela de Letras es su actual Director. Entre su obra poética destacamos Los heredarios (1988), Premio Mención Poesía del III Concurso Literario de LUZ;Estrictís de la muchacha más cercana (1991); Flores para cuando María Calcaño regrese (1992), honrada con el V Concurso Literario Mención poesía; Sermones para vivir aquí (1993); Papá civil (1993); Olas para niños navegantes (2000); ¡A que no me come el gato!(2000);Tráglaba jetoria (2004); El señor Homo Sapiens se hace a la vida de poeta (2005); y Chiquirriticos musicantes (2009). También es autor de un curioso libro de reflexiones sobre el lenguaje y el poema titulado La mano de obra.Poetología autocrítica del proceso creador(2007).
Provinciano cósmico es una propuesta que en el Veredicto mencionado señalan como reveladora de “una voz poética” en la que la “palabra popular” resuena en tres ámbitos: la “vivencia humana”, la “íntima” y la “totalizadora”. Del espacio propio, íntimo, personal, el lenguaje sirve de catapulta para arrojar bien lejos al ser que lo porta y lo perpetra.
Lejanía vení
Llega de lejos lejanía
Para que estés pendiente
Cuando a mis manos
Me las obliguen a estar arriconadas
En la fosa del pecho
(“Dejarse”)
La lengua es espacio definitorio y, a un tiempo, crisol donde transmutar la vida familiar en esencia de sí, donde mezclar y refundir lo poco en mucho, lo mínimo en imenso, la particular en lo cósmico:
“Lo más mejor
El patio
Eso que está ahí
Pa vos aunque no esté
Donde el alma muchacho
Te se cayó”
(“Doña Ángela Elena Hernández de Pérez”)
En este libro la escritura se torna insufrible, se resiste a una interpretación convencional, aunque surja de la convención misma. Los temas universales atraviesan el libro en su totalidad, pero se guarecen bajo el alero de la palabra ruda y suave a un tiempo de lo coloquial. La imagen, reina absoluta del poema, sin embargo reclama su presencia y la atención debida.
No había más muerte para morirse
Y era suerte más que nada
Tener la tardanza de nuestra parte
Respiraba ajena si es que respiraba
Andaba quieta
Entre lo que podía andar
Quiso dejarnos
Y nos dejó intactos
Es que ni se atrevió
A hurgar en el abandono de alma
De nuestros corotos
(“De rigor mortis otra visita”)
Lo cósmico se encuentra en el patio de atrás, juntos a los macundales y las palabras que algunos desean olvidar. La palabra nombra y funda… y nombra más de lo que en un principio se pretendía expresar. El hombre (de provincia, de ciudad y universal) se muestra y se oculta en lo dicho. A veces desaparece y deja que solo su eco acuse el fuego entrampado en la ceniza. El indicio se convierte en símbolo y este es el lenguaje de los mitos. Es la sangre la que clama por la religión universal. Aquella que nace del mínimo gesto. Porque el poema, a fin de cuentas “se persigna con palabrotas y ríe tontamente”, tal y como reflexiona el poeta ensayista en su “La mano de obra”.
En el poema que da título al libro llegamos a leer:
El hilo limita la curva de la sangre
La sangre parece sangre
“Cristo aparecido aparecela”
(…)
¿Por qué finalizo
En el encantamiento de estos escombros?
Un trago de feliz más bien cenizas
Es lo que soy
Mientras parezco toda la desnudez
(“Provinciano cósmico”)
El poema, afortunadamente, siempre vence al hombre. Porque éste tiene delirios de grandeza y siente culpa de su inmediatez; y aquél, en cambio, tiene hambre de infinitud, su grandeza es el delirio absoluto.
Miguel Marcotrigiano L.