
Arquéame los labios para beber del costado. Ordeno, ruego, me niego. Por lo degustado me jalas y me abandono en el rito. Un día tendré en las encías tu aurífero germen. ¿Me darás de nuevo tu descanso? Una profunda respiración engavetada. Un corazón embebido.
Víctor Apóstol
Qué perfecto, cuánta precisión a pesar del corazón o precisamente por él..
ResponderEliminarAbrazo,
Ophir