martes, 20 de enero de 2009

Un caballo redondo...




Un caballo redondo entra a

mi casa luego de dar muchas vueltas

en la pradera


un caballo pardote y borracho con

muchas manchas en la sombra

y con qué vozarrón, Dios mío.


Yo le dije: no vas a lamer mi mano,

estrella errante de las ánimas.


Y esto bastó. No lo vi más. Él

se había ido. Porque al

caballo no se le pueden nombrar

las ánimas ni siquiera lo que dura

un breve, vertiginoso relámpago.


Juan Sánchez Peláez (1922-2003)

De su libro Aire sobre el aire (1989)

1 comentario:

  1. Siempre es grato encontrarse con la voz de Juan Sanchéz Pelaéz.

    Un cordial saludo.

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