lunes, 2 de febrero de 2009

Tamaño de las hojas



uno pone la mano en una hoja, cualquier hoja
caída en el parque,
uno acerca con asombro la palma a ese verdor momentáneo
en la acera,
con temor o esperanza de que el toque
provea de luz el aire,
uno inclina sus dedos asombrados
sobre un trozo de árbol puesto en mínimo
espacio callejero

y al instante nota que el cielo sigue igual
de azul y cálido,
descubre que la tierra no ha levantado promontorios,
que los postes de luz siguen callados
bajo el peso del día

y que la hoja,
el verdor tumbado sobre el parque,
cabe justa en la mano sin romperla,
sin teñirla de dios multiplicado

Luis Moreno Villamediana (1966)
(de su libro Cantares digestos, 1995)

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