lunes, 12 de enero de 2009

Guaire




En Caracas hay un río que todos los días olvidamos. Más que un río, es un hilo marrón y atormentado, un desague del mundo. El hedor horizontal de nuestras vidas. Pero también es río y tiene orillas. Caminarlo, en esta ciudad, es privilegio del vagabundo. Nadie más posee esa mirada, ese ángulo de la autopista. Es su pasaje privado. Porque estamos hablando de un río solitario y malquerido. Sólo aquellos que pertenecen a la geometría de la miseria lo poseen. De vez en cuando deberíamos extrañarlo. Es la cintura de nosotros, el agua última de nuestra ciudad.

Leonardo Padrón (1959)
Boulevard (2002)

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